martes, 25 de septiembre de 2012

Mi vida como estudiante: Blanca Lewin

  
La actriz debutará en la serie "El reemplazante" (TVN), donde interpreta a una tímida profesora de artes visuales, y, en esta entrevista, se remonta a su propia historia colegial. Su paso por dos escuelas en Estados Unidos, los profesores que la marcaron y su llegada a la universidad. Sobre la crisis educacional chilena, dice: "Aquellos líderes estudiantiles y gente que se moviliza, también tienen la particularidad de haber tenido una formación crítica. Si tuvieran tan mala educación, lo más probable es que serían personas abúlicas, sin reacciones. Pero es gente despierta, inquieta".


Le dijeron que tenía que repetir prekínder. Que era muy inmadura en términos emocionales. Que no estaba preparada todavía para dar el paso de ingresar a kínder. Que era demasiado parlanchina y desordenada. Eso fue en el Colegio María del Pilar. Monjas por doquier decían que Blanca Lewin no era apta para el siguiente nivel educativo.

-La verdad sea dicha: yo a esas alturas ya sabía leer y escribir y me aburría como ostra en las clases. Me mandaban a hacer unas tareas...

Empezó a hacer por segunda vez el prekínder, cuando su abuela, con quien vivía en ese entonces, la agarró de un brazo y la cambió a un colegio donde sí aceptaran que su nieta hiciera el kínder como correspondía. Blanca entró al Colegio Monjas Argentinas en la calle Pedro de Valdivia, casi al llegar a Avenida 11 de Septiembre. Ahí tuvo como compañera de curso a Mirela, la hermana menor de Tonka Tomicic, y fue feliz mientras la morena tía Javiera guiaba sus primeros pasos educativos.

-Yo amaba a esa profesora. La tía Javiera.

Fue feliz hasta que tía Javiera quedó embarazada, desapareció del mapa y llegó una reemplazante. Blanca cursaba segundo básico. La reemplazante era rubia, se llamaba Luz María y todo el curso la quería. Le dedicaban canciones cuando hacían paseos de curso al zoológico. Blanca, a sus siete años, encontraba curioso tanto afecto hacia la sustituta.

-Yo era bien desordenada en realidad. Era bien buena para hablar, igual que ahora. Hablo harto. Y esta tía me ponía scotch en la boca para que me quedara callada en clases. Muy gracioso porque justo en esa época mi situación familiar era súper compleja -sus padres se estaban separando-, estaba como en juicio y toda la cuestión. Precisamente en ese tiempo me empecé a hacer pipí. Fuerte. Obviamente todo el mundo lo atribuía a lo que me estaba pasando familiarmente que, por lo demás, yo no me estaba enterando mucho. Mi familia, mis abuelos con los que yo vivía estaban súper preocupados. Pero claramente me estaba haciendo pipí porque estaba aterrada con esta profesora nueva. A esa edad no lo cuentas. Nunca nadie supo que esta señora me ponía cinta adhesiva a mí y a una compañera.

Eran otros tiempos, reflexiona Blanca. No se sabía de los derechos del niño, no se hablaba de bullying, los alumnos acostumbraban guardar silencio respecto a lo que pasaba al interior de la sala. La reemplanzante, cree la actriz, se había ganado la admiración del resto del curso porque representaba ese ideal de clase alta al que aspiraban las señoritas que se educaban ahí: rubia, blanca, joven, flaca, practicante. Luz María tenía un halo de perfección que cautivaba a las masas. Pero Blanca no se tragaba ese cuento. Ella seguía hablando e instalando su discurso.

Esa reemplazante marcó su infancia y su forma de ser de por vida. Pese a la huincha que pusieron en sus labios a los siete años, Blanca nunca se ha callado ninguna cosa. Es abierta con sus preferencias políticas, activa en las movilizaciones ciudadanas y entusiasta con sus opiniones a través de sus blogs y columnas en diarios. Ha disparado contra su propio gremio y no tirita cuando tiene que apuntar a los responsables de algo que le parezca mal. No pierde el tiempo. Disfruta conversando y no cae en la comodidad de tomar palco frente a temas de actualidad, como la crisis de la educación en Chile. Tema que será abordado en la próxima serie de TVN, "El reemplazante", que debuta en octubre. Allí, Blanca Lewin interpreta a una profesora de artes visuales de un colegio marginal, con gran vocación y compromiso social. En el hilo central, la serie cuenta la historia de un ejecutivo que realiza un desfalco, cae preso y una vez en libertad debe trabajar como profesor en esa misma escuela.

-Ella es bien tímida pero tiene confianza con los alumnos, se involucra con ellos, es de las profesoras buena onda que tienen, a la que respetan.

En su propia vida escolar, los profesores que más recuerda y quiso Blanca Lewin los tuvo en su tercer colegio: el Compañía de María de calle Seminario, cerca de Plaza Italia, donde se educaron su madre, su abuela, y una tía monja que pertenecía a esa congregación. Blanca llegó ahí en tercero básico, cuando tenía ocho años y ya tenía cierta "experiencia" con los cambios de establecimiento y la costumbre de conocer nuevos compañeros. ¿Uno que la marcó especialmente? Jaime Espinoza Araya, profesor de Estado en Castellano y actual rector de la Umce.

-Yo creo que era un profesor que nos trataba de una manera especial, se notaba que preparaba sus clases en la casa, que no venía a hacer sólo la pega ni a enseñar el currículum obligatorio, sino que si tenía un ítem que enseñar, preparaba la clase igual como si estuviéramos en la universidad: traía material, revistas, nos leía cosas asociadas al tema para que nosotros no sólo aprendiéramos a la pata de la letra lo que decía el ministerio que había que saber, sino que, de alguna manera, lográramos entender el universo o el contexto donde eso estaba inserto.

La entonces asignatura de Castellano (hoy Lenguaje) era una de sus favoritas. En la que mejor le iba.


Estados Unidos, la integración y el bullying

Un día Blanca despertó con la idea de querer un cambio radical en su vida y le dijo a su papá que se iba a la casa de su mamá, que vivía en Estados Unidos. A los 12 años, se despidió de todos y juró no volver a Chile. Tenía expectativas. Muchísimas. Era el año 1987 y su padre le dio autorización con una condición:

-Se te arrepientes y vuelves, no podrás regresar hasta que termines tu enseñanza media.

Blanca se fue convencida de que todos sus sueños se harían realidad en Estados Unidos, una tierra de oportunidades, distinta, de avanzada, moderna. Otro cambio de colegio más. Otra experiencia de vida. Otros conflictos.

-Mi educación en Estados Unidos sólo se remite a un año en dos colegios distintos. Pero yo no sé tampoco si era tan buena la educación pública allá.

Llegó a hacer séptimo básico a un colegio muy cosmopolita llamado Sligo Middle School, en un suburbio de Silver Spring, un pueblo cercano a Washington DC.

-Me llamaron la atención varias cosas. Primero, que allá la educación es mucho más democrática: tú vas al colegio que te queda cerca de la casa y se supone que recibes una formación igual a la de cualquier otro niño que vive en la ciudad. Pienso que así debería ser, no puede ser que para ir a un buen colegio uno tenga que recorrer una hora y media de taco en la mañana. Claro, allá también existen los colegios privados y la gente que quiere y es millonaria o muy rica, paga. Pero todo el mundo va a la escuela pública. Segundo, tenían ya en esa época una cantidad de programas de integración de todo orden: niños con síndrome de Down, discapacitados, inmigrantes. Aún así, no tengo claro qué tan buena era la educación allá: por ejemplo, conocí a un compañero que no tenía idea dónde quedaba Chile. Le decía que "Al sur de América" y pensaba que era cerca de Florida.

Si bien ese niño ignoraba la ubicación geográfica de nuestro país, sabía perfecto dónde estaba Afganistán. Mientras acá en la clase de Ciencias Sociales le enseñaban las Cruzadas y las Guerras Púnicas, cuenta Blanca, allá en Estados Unidos, en la misma asignatura, lo que ella veía en el pizarrón eran lecciones sobre el devenir del Medio Oriente, de China, y aspectos de la historia universal que jamás vio en Chile. En ese sentido, recalca, había un enfoque diferente, centrado en los intereses propios de la cultura norteamericana.

-En esa época yo no sé si un niño chileno hubiera sabido dónde estaba Kazajastán. ¿Me entiendes? Entonces, no sé. A mí me da la sensación de que la educación no era muy buena, porque no era muy personalizada. Era súper impersonal, los colegios eran muy grandes, pero a mí me gustaba.

-En Estados Unidos, ¿cuántos alumnos eran por curso?

-Es que allá es súper raro porque no es que tengas un curso donde todos son tus mismos compañeros siempre. Tú estás en un nivel y alguna gente que está en ese grado te la topas en varias clases, pero no en todas.

-¿Podías elegir tus clases?

-No. Te las asignan. No sé cuál es el criterio. Tampoco estás en una misma sala de clases todo el día. Tú te vas moviendo de sala igual que en la universidad: vas a la sala de la profesora de ciencias, a la sala del profesor de historia y a la sala del profesor de cocina. Entonces, sí tienes muchos compañeros de generación con los que te cruzas en varias clases, pero no necesariamente en todas. Por ejemplo, a la hora en que yo estaba en el programa "Isol" para aprender inglés, porque no manejaba el idioma, mis compañeros estaban en otra cosa.

-No usabas uniforme.

-No. Igual yo no tengo problemas con el tema del uniforme. Siento que es práctico. Tal vez habría que cambiarlo un poco para que fuera más confortable y terminar con el jumper que es lo más incómodo del mundo: que el frío, que las medias, que el calcetín. En eso estoy de acuerdo, en que hay que reformular el diseño del uniforme, la faldita tableada y esa cosa horrible. Pero no por el uniforme en sí o esa cosa militar, sino por un tema práctico. Allá en Estados Unidos van con ropa de calle y eso se presta mucho para comparaciones. Es igual que en las películas gringas: se nota al tiro cuáles son las chicas populares porque son las que tienen más plata, las más rubias, las que pueden tener acceso a cierta ropa.

Durante su paso por Estados Unidos, Blanca tuvo que hacer frente a dos situaciones de bullying. La primera, a manos de dos alumnas de color que le pegaron un combo en el ojo izquierdo en plena clase de cocina. No la botaron, pero le quedó doliendo varios días.

-Yo me quedé en shock. La clase siguió, estaba llena de alumnos. Nadie se dio cuenta.

La segunda fue en el otro colegio estadounidense en que estuvo: Boonsboro Middle School, en el estado de Maryland, cerca de la frontera con Virginia. Blanca era la única extranjera de esa escuela. Todos los alumnos eran de raza blanca.

-Yo debo haber sido la tipa más freak que habían visto en su vida.

Una compañera de curso gritó en la mitad del patio del colegio durante un recreo y delante de todos los alumnos, que a Blanca le gustaba un compañero de curso. Lanzó su nombre y apellido.

-Fue terrible. El niño tenía un apellido con "L" igual que yo. Me lo topaba como en tres clases y en una de ellas nos ubicaban en orden alfabético. Me tocaba sentarme con él y él no me habló nunca.


El regreso a Chile

Blanca no sabe muy bien por qué volvió a Chile. Tenía expectativas que no se cumplieron.

-Quizás no logré adaptarme al entorno familiar que era muy, muy distinto al que yo tenía acá. Más que nada tuvo que ver con eso porque yo igual lograba adaptarme súper bien en el colegio. Pese a esta situación de bullying o de ser la única extranjera en el otro colegio, igual siento que me acoplé bien al sistema.

De regreso en Santiago, pudo reintegrarse al mismo curso que había dejado en el Compañía de María. Blanca volvió hablando inglés casi de manera nativa. Fue el gran plus del viaje.

-No sé si la educación en mi colegio era tan buena académicamente, tiendo a creer que sí. Lo que pasa es que yo no me interesaba mucho en esa parte. Sí había una muy buena formación en todo lo extra académico. Era un colegio que fomentaba el espíritu crítico, era súper bueno en ese sentido. Y tuve la suerte de cruzarme con un muy buen par de profesores que, efectivamente, dejaron huella en mí. Pero eran casos aislados, como excepcionales dentro de toda la gama.

Ya en la enseñanza media, Blanca Lewin tomó un seminario sobre Derechos Humanos, Conflictividad y Violencia Social. El ramo sintonizó con sus inquietudes e intereses. Corría 1991 y el trabajo final lo hizo sobre la violencia contra la mujer. Construyó un diaporama con diapositivas intervenidas con fotos y dibujos hechos en papel diamante, puso de fondo la canción "Corazones" del grupo "Los Prisioneros" y se lanzó a disertar frente al curso.

-En ese sentido mi colegio era súper progresista. Yo nunca tuve problemas con el sistema de educación católico porque a mí me funcionó muy bien. Por lo demás, en mi colegio las monjas andaban con bototos, jeans, metidas más en las poblaciones. Entonces, era un buen ambiente, con una buena formación. El colegio era muy político en ese entonces. De hecho, me relacioné muy bien con la Iglesia Católica, al punto de que yo era muy católica, muy participativa, muy comprometida y todo. Pero no lo elegiría para mi hija, porque pese a que eran monjas choras igual te dan una visión sesgada.

Blanca Lewin era encargada de pastoral, representante de su colegio ante la Vicaría para la Educación, pertenecía al movimiento CVX (Comunidades de vida cristiana), y su mejor amiga era la presidenta del Centro de Alumnos. Pero ella tenía dos ramos con promedio rojo: matemáticas y biología. Con esas calificaciones quedaba con matrícula condicional. Dice que no atendía esas materias porque le caían mal los profesores que las impartían y que en un acto de rebeldía, propio de esa edad, había decidido no rendir en esas asignaturas.

-A mí nunca me echaron porque aparentemente yo era un líder muy positivo en el colegio en todo lo extra académico. Y mis viejos también eran líderes dentro de los apoderados. Eso me ayudó.

El problema vino cuando salió de cuarto medio. Blanca Lewin dio la Prueba de Aptitud Académica sin haber hecho un preuniversitario y sacó puntajes alrededor de los 680 puntos.

-La primera vez que di la prueba no pude postular a nada: teníamos una deuda con el colegio y por eso no nos querían pasar las notas.

Decidió irse a Estados Unidos a trabajar un tiempo, juntó plata y volvió al año siguiente. Hizo un preuniversitario intensivo que duró un mes y dio la prueba de nuevo. Le fue muy bien. En verbal y matemáticas obtuvo puntuaciones cercanas a 750. Postuló a teatro en la Universidad Católica. Junto con ello, hizo todo el papeleo para que le dieran el crédito universitario. Debió llenar muchos formularios, acreditar necesidades económicas y se lo ganó. Lo usó durante los primeros dos años de carrera.

-Fue duro, porque de repente me llegó una carta donde se me informaba que estaba morosa en no sé cuántas cuotas, aunque nunca me había llegado un talonario de nada. Me dio tanta rabia. Me acuerdo que en ese tiempo yo estaba haciendo la teleserie "Romané". Fui y pagué todo mi crédito con todos los ahorros que tenía.

-¿Valió la pena? ¿Dirías que tuviste una buena educación?

-No sé. Yo diría que tuve una muy buena formación crítica que me permitió saber por dónde cojeaba mi educación, para poder inquietarme por aquello que no sabía. Por ejemplo, la universidad. Ahí la educación que teníamos no era excelente, pero sabíamos perfectamente dónde fallaba, ¿me entiendes? Entonces, fuimos a buscar mejorías al respecto. Y en algunos casos las obtuvimos. En el colegio, en cambio, no entiendes muy bien de qué se trata tener un espíritu crítico. También es súper importante ser inquieto y curioso. Pero, claro, no todo el mundo es así y la educación debería ser mejor. Yo no sé si tuve una educación tan buena. Pero sí tuve una muy buena formación crítica tanto en el colegio como en la casa.

-Y esa formación, finalmente, te ayudó.

-Yo creo que también. Hoy, creo que aquellos líderes estudiantiles y gente que se moviliza, también tienen un poco esa particularidad. Si tuvieran tan mala educación, lo más probable es que serían personas abúlicas, sin reacciones. Pero es gente que reacciona, despierta, inquieta. Y eso es interesante.



Sobre su educación en estados unidos: "Es mucho más democrática. Todo el mundo va a la escuela pública".

"Diría que tuve una muy buena "formación crítica", que me permitió saber dónde cojeaba mi educación", DICE BLANCA.




Fuente: emol.com

viernes, 21 de septiembre de 2012

Blanca Lewin vuelve a TVN con "El Reemplazante": "No tengo tele hace hartos años, así que no veo nada"

"Para mí, es más interesante hacer trabajos estimulantes que ganar el doble", confiesa la actriz que, después de 6 años, retorna al canal con esta serie que aborda la realidad educacional chilena y que debuta en octubre.



Después de 6 años, Blanca Lewin (38) vuelve a TVN. Aunque, esta vez, probará un formato distinto, alejado de sus recordados papeles en "La Fiera" (1999), "Romané" (2000) o "Pampa Ilusión" (2001): Aterrizará en "El Reemplazante" , la nueva serie de la estación que debutará a principios de octubre.
Esta ficción de 12 capítulos -financiada por el CNTV y dirigida por los cineastas Nicolás Acuña y Cristián Jiménez- se enfoca en la vida de Carlos Valdivia (Iván Alvarez de Araya, otrora torturador en "Los Archivos del Cardenal"), un importante ejecutivo de una financiera de "Sanhattan".
Su ambición lo insta a concretar una arriesgada maniobra bursátil, que desfavorece a la compañía. Luego, lo despiden e incluso va a parar a la cárcel.
Tras salir de prisión, regresa a casa de su padre Dionisio (Sergio Hernández), en San Miguel, profesor de un colegio en Pedro Aguirre Cerda. Es él quien lo impulsa a construir un nuevo camino laboral y desempeñarse como reemplazante del profesor de matemáticas.
Así, y debido a su nula experiencia docente, intentará llevarse bien con sus alumnos de tercero medio, los cuales deben sobreponerse a problemáticas como el embarazo adolescente, el narcotráfico y las demandas por una educación gratuita y de calidad.
"Esta serie aborda de refilón el tema del conflicto estudiantil. Y es bueno que se haga ahora, cuando todavía es un tema contingente. Eso me llena de alegría", comenta Blanca.
Y agrega: "Es súper entretenido caer aquí, porque es un proyecto donde uno se involucra a largo plazo. De hecho, soy la única que participó en el piloto... Cuando hubo que cambiar de protagonista, pasé por casting nuevamente, porque no era cosa de ponerme de pareja de cualquier actor, sino que había que ver si todo funcionaba bien. Pero, gracias a Alá, quedé".
Para ella, "el trabajo en series es más profundo que las teleseries, porque existe una cercanía con el cine. Si bien, las teleseries colocan temas en la agenda nacional, también deben tocar un tema light para que la señora pueda planchar mientras mira la TV y cuida a los niños. En cambio, las series van en un horario en que la gente puede reflexionar y compartir en familia".
Sobre Ana, su reciente personaje, describe: "Soy profesora de artes visuales, que ya hace clases en el colegio. Es una mujer un poco tímida, pero también es bastante cercana con los alumnos, muy acogedora, y confían en ella. Después llega Carlos, que irrumpe en este lugar, y a Ana, al principio, le cae pésimo. Pero él deberá enfrentar un proceso de adaptación y ganarse al curso donde hace clases, además de obtener el apoyo de Ana... y, quizás, algo más que eso".
-¿Cómo ha sido retornar a TVN? Estuviste 6 años en Canal 13...
-Es raro, porque no he pisado TVN desde 2006. Si bien, esta serie pertenece al área de ficción de TVN, pero uno también trabaja con una productora independiente. Y uno firma contrato con ellos... Una serie es tan efímera, algo tan distinto a estar en pantalla todos los días con una teleserie. Siento que TVN es un súper lugar para esta serie, porque se ha posicionado como un buen canal para estas producciones, pero no me estoy casando con TVN. Quizás, mis próximos proyectos estén en otro canal, a menos que me hagan una oferta interesante en otra parte.
¿Trabajar en TV?: "Más estable que una película"
Lewin siempre recibe propuestas. "El Reemplazante" no es lo único que la ha tenido concentrada en estos meses: También ha debido compatibilizar su tiempo con el rodaje de la segunda temporada de la serie "Prófugos", de HBO, donde encarna a Laura Ferragut.
Aún no puede adelantar nada acerca de esta secuela. "¡Me podrían matar!", bromea. "Son súper reservados... Lo que sí, se viene full acción. Está entretenida y lo he pasado súper bien. Terminaremos de grabar a fin de año".
Y contraataca: "Cada proyecto tiene su gracia. No hay que decir: «No me quedo con este formato u el otro», porque todo depende de si me gusta el personaje o el guión... En el último tiempo he hecho hartas series y me siento muy cómoda haciendo esto. Es un trabajo más inestable que una teleserie, pero más estable que una película (risas). Jamás te aburre y está muy claro dónde está el clímax, así que, en ese sentido, este formato me gusta bastante. Pero no puedo ser injusta con algunas teleseries donde lo he pasado increíble".
Lewin no sólo se ha destacado con roles en diversas vespertinas, contando su incursión en la nocturna "Peleles", de Canal 13 (2011), sino que también se convirtió en una aclamada actriz de la pantalla grande, debutando en "Angel Negro" (2000), de Jorge Olguín, y consolidándose después con "En la cama" (2005) y la premiada "La vida de los peces" (2010), ambos filmes de Matías Bize.
"De mí siempre se dice que soy una actriz de cine y he hecho 8 películas, que en el mercado internacional ¡es un número miserable!", dice riéndose. "En Chile, como actores, también tenemos la oportunidad de poder desarrollarnos en todos los formatos, y eso nos hace más versátiles".
-¿Ya tienes más proyectos en cine? "Bombal", el primer estreno chileno de 2012, fue lo último...
-Por ahora no. El año pasado hice una película con Orlando Lübbert ("Taxi para tres"), que se llama "Circo", pero no sé cuándo se va a estrenar... Estoy disponible a partir de noviembre para otros proyectos (risas).
-Por otro lado, fue muy potente encarnar a María Luisa Bombal. Agradezco que me haya tocado interpretarlo ahora, porque hace 10 años me llamó Rodrigo Ferrari para hacerla... Era un personaje que venía dando vueltas hace mucho tiempo. Hacerla a esta edad, y no más joven, implica cierta madurez frente a tanta intensidad. Cuando uno es más joven, de repente los personajes afectan tu vida, pero no a estas alturas de la vida. Fue bonita esa experiencia, porque siempre quise encarnarla.
Luego recuerda que, este año, realizó "un papel bolo" en la cinta trasandina "El crítico", protagonizada por Rafael Spregelburd y Dolores Fonzi: "Nadie sabía quién era yo hasta que un actor secundario me reconoció por «Prófugos»... De todos modos, lo pasé muy bien, aunque con suerte aparezco. ¡Y me tocó filmar justo la primera semana de rodaje! Creo que lo más difícil es hacer un bolo en la mitad de las grabaciones, porque no tienes idea del estado de ánimo de ese equipo o cómo hay que actuar. Caí súper parada allí, hice muy buenas migas con todo el mundo y contactos... Hice un papel tan chico, pero que en Chile no tengo la oportunidad de hacer. Y me encantan. Acá nadie me va a llamar para hacer un personaje así".
"Espero tener un trabajo que me permita estar en mi casa algunas horas del día"
-¿Hay planes de volver a una teleserie? ¿Se te ha ofrecido volver a realizar un papel demandante como en "Lola"?
-Espero tener un trabajo que también me permita estar en mi casa algunas horas del día. Y sí, hace poco me ofrecieron una cosa grande, pero pensé que tendría mucho sentido hacer eso para tener un buen pasar. Si no, prefiero que no. Para mí, es más interesante hacer trabajos que sean estimulantes, que ganar el doble con una teleserie. En ese sentido, ya no tengo apuro con las teleseries... Hice "Lola" y demostré de qué era capaz. Ahora tendría que planificar muy bien mi vida familiar. No estoy cerrada a hacer algo así de nuevo, para nada, pero tendría que ser en condiciones demasiado favorables.
-¿Y qué opinas de lo que significó el boom "Soltera otra vez"?
-No tengo tele hace hartos años, así que no veo nada. A través de las redes sociales me enteré que a "Soltera otra vez" le estaba yendo súper bien, porque la gente siempre la recomendaba y comentaba. Me parece bien que les haya ido excelente, porque eso, finalmente, genera un escenario propicio para todos nosotros en lo laboral.
-Qué fuerte esa voluntad de no tener TV en casa...
-Es que no la veíamos. En realidad, no era necesaria. Un día pasó un señor con un carrito y le dijimos "tome". Mucha gente encuentra esa actitud súper esnob. Y lo que hicimos no fue por un gran rechazo a la tele; no tenía el hábito de programarme... Al no tener tele, se me abrió un mundo: Hacer cosas que, a veces, no se me ocurrían, como leer. De hecho, ahora tengo tiempo para hacer muffins (se ríe).
-Hace un tiempo, Alfredo Castro comentó que las teleseries eran un producto burdo. ¿Consideras que tiene razón?
-Sí, pero no siempre. He tenido buenas y malas experiencias trabajando en teleseries. Cuando él comentó eso, fue porque venía de una experiencia nefasta... Siento que no es bueno generalizar. A veces, el actor puede hacer un trabajo un poco más delicado y fino en otros formatos.
-Uno podría pensar que la gente que trabaja en teleserie es mediocre. Pero no es así, lo que pasa es que las posibilidades que te da la producción son escasas. Por eso, en las teleseries tienes que hacer un trabajo más light . ¡Pero las teleseries son un formato que tiene que existir! Al público le gusta... Creo que todo es válido, mientras se hagan productos de calidad. Y, a veces, a uno le toca estar en productos de calidad y en otros no tanto.
Sin proyectos en teatro... "por ahora"
Entre sus ajetreadas labores en "El Reemplazante" y "Prófugos", a Blanca no le ha quedado espacio para regresar a las tablas. Su última obra fue "La mujer de antes", original del dramaturgo alemán Ronald Schimmelpfennig, que fue estrenada en el GAM, en 2011.
"Por ahora, no tengo nada en teatro. Aunque, este año volví al elenco de «La casa de los espíritus». Estuvimos en La Florida, La Granja, Concepción, incluso Perú y Bolivia", cuenta.
Y añade: "Me han ofrecido un par de montajes más, pero ha sido bien difícil de agendar por «Prófugos», porque debo viajar mucho".
Y en una trinchera totalmente diferente, ¿ansía concretar algún proyecto musical con su esposo, el cantante Leo Quinteros?: "Nada concreto ahora... Quizás, a futuro, se le ocurra hacer algo juntos. Pero eso todavía no está en nuestros planes, por el momento".

domingo, 9 de septiembre de 2012

Blanca Lewin vuelve a las pantallas de TVN!

Así es! Blanca Lewin vuelve a las pantallas de TVN con la serie "El Reemplazante", la cual será emitida en octubre de este año.