viernes, 30 de diciembre de 2011

Blanca Lewin: "Bombal se secó en términos creativos tras su fracaso amoroso de juventud"

La próxima semana llega a salas Bombal, el primer estreno chileno del año. Dirige Marcelo Ferrari.

Estética de los años 40. Algo de cine negro. Personajes malditos. Ropa impecable. Maquillaje exacto y con personalidad. La marca registrada de la película Bombal, de Marcelo Ferrari, apela a que todo luzca con fuerza en la pantalla. Y que su protagonista, una mujer básicamente desgraciada en el amor, sea un reflejo de una época irrepetible en el país: los primeros 40, cuando un círculo literario compuesto por personajes como Pablo Neruda, Marta Brunet o Alone, entre los críticos, le daban un sello inconfundible al ambiente.

El segundo filme de Marcelo Ferrari tras Sub Terra (2003) es un trabajo que bordea el medio millón de dólares en presupuesto y durante sus 81 minutos se nota aquel esfuerzo de producción. "Lo interesante para nosotros acá era mezclar la austeridad con la elegancia. Creo que eso está logrado en la película", decía Marcelo Ferrari, cuando preestrenó la cinta en octubre en el Festival de Cine de Valdivia.

El filme protagonizado por Blanca Lewin como María Luisa Bombal llega a salas la próxima semana con 16 copias, transformándose en el primer estreno chileno del año. Comenzó en principio como una serie de televisión para TVN y con el tiempo adquirió su dimensión final en celuloide. "La idea de Marcelo Ferrari fue siempre que hiciéramos una versión de episodios libres a partir de la biografía de María Luisa Bombal. Luego, esto se transformó en película y llamé a mi madre, la escritora Ana María del Río, para que colaborara en escribir la historia", cuenta la guionista Paula del Fierro.

Un poco a la manera de Violeta se fue a los cielos, que no opera como una biografía exacta,Bombal es un largometraje libre: reduce su acción a un período de tres semanas, tiende a idealizar una época y coloca en un mismo período cronológico a personajes que en la realidad no coincidieron. Por ejemplo, el fugaz matrimonio de la escritora con el pintor argentino Jorge Larco coincide con los escarceos amorosos y el intento de asesinato de Bombal contra su amado Eulogio Sánchez. En los hechos, la autora de La amortajada ya llevaba varios años separada de Larco cuando le disparó cinco tiros a Sánchez, el aristócrata pionero de la aviación local, en 1941. Además, crea un personaje ficticio: una prima a la que Bombal le confiesa sus temores y caprichos románticos.

En la película los actores Marcelo Alonso y Alejandro Goic dan vida, respectivamente, a Eulogio Sánchez y Jorge Larco. El primero es el gran amor de su vida y al mismo tiempo el hombre que no la corresponderá, prefiriendo casarse con una tradicional mujer de su círculo de amigos. Pero es también quien se paseó por su vida en el período más creativo, cuando publicó El árbol (1931), La última niebla (1934) y La amortajada (1938), entre los 21 y 28 años. Larco, en cambio, es una especie de buen amigo con el que se casa para pasar los malos ratos y quien, desde su homosexualidad, no puede ofrecerle satisfacciones ni físicas ni pasionales.

Toda la literatura de Bombal está plagada de referencias a la sensualidad. "Este personaje, por su complejidad, siempre me interesó. Era una mujer llena de contradicciones, y lo más impresionante fue su sensibilidad. Fue la primera latinoamericana en darle una voz erótica a la mujer en la narrativa", dice Blanca Lewin.

¿Cuál es tu visión de la relación que tuvo con Eulogio Sánchez?

Creo que él fue siempre un fantasma a lo largo de su vida. Pienso que tras el término de su relación con Sánchez, ella se secó en términos literarios sumida en una pena muy grande. Una pena que se fue agudizando mientras más lejos estaba del hombre que amaba. En mi opinión, eso la sumió en el alcoholismo, le impidió ser más prolífica e incluso, le impidió hacerse cargo de su propia hija, Beatrice de Saint-Phalle.

¿Cuáles eran las contradicciones más evidentes de Bombal?

Pese a tener esta especie de rebelión contra el mundo, escribiendo como escribía, y relacionándose con soltura con el mundo bohemio, al parecer lo único que quería era ser una señora de casa, casarse con el único hombre que se le ocurrió podía amar, tener hijos, etcétera. Hacer lo que las mujeres de su época, de su familia, hacían.

Fuente: La Tercera