domingo, 8 de enero de 2012

"Soy pudorosa"

Blanca Lewin volvió a las salas de cine interpretando, luego de varios intentos fallidos, a la escritora María Luisa Bombal. Dedicada a su familia, sin proyectos en TV y enamorada de la radio, la actriz habla de su último protagónico en la cinta de Marcelo Ferrari estrenada recientemente.

La Navidad recién pasada Blanca Lewin decidió que no se estresaría eligiendo regalos. En vez de eso compró harina, polvos para hornear, jengibre y se encerró en su cocina el día 23 para hacer galletas con forma de corazones, estrellas, pinos y muñecos como el que aparece en la cinta Shrek. Terminó a las 3 a.m. "Me llegaron las cajitas metálicas tarde y como eran más grandes de lo que pensaba tuve que hacer más galletas para llenarlas", cuenta riéndose.

La vida actual de Blanca se parece más a la de una alegre dueña de casa que a las oscuras protagonistas de las cintas de Jorge Olguín (Ángel Negro, Sangre Eterna) o a las conflictuadas protagonistas de las películas de Matías Bize (Sábado, En la Cama, La Vida de los Peces). Y eso a pesar del periodo de cesantía que vive tras el fin de las grabaciones de Peleles (Canal 13), dos meses que le han servido para estar más tiempo junto al cantante y abogado Leo Quinteros y a la pequeña hija de ambos, Marina.

Su única preocupación por el momento es el reciente estreno en salas de Bombal, la nueva película de Marcelo Ferrari que en su paso festivalero por Valdivia recogió excelentes críticas por la interpretación que hizo Blanca de María Luisa Bombal (1910-1980), la escritora chilena que intentó asesinar a su amante y que a pesar de crear algunas de las novelas imprescindibles de la literatura chilena nunca obtuvo el Premio Nacional de Literatura.

"Me cuesta ver las películas en que actúo; me miro, me acuerdo de lo que hice ese día, de si hacía calor, de si salió bien la escena. Pero Bombal pude verla a la segunda y me di cuenta de que era una película supertriste, terrible, que te hace pensar en cómo una mujer con un enorme talento se puede destruir de la manera en que ella lo hizo", dice sobre la autora de las eróticas y surrealistas letras de El Árbol (1931), La Última Niebla (1934) y La Amortajada (1938).

LA CUARTA ES LA VENCIDA 

En la vida de Blanca el fantasma de María Luisa Bombal la ronda desde mucho antes de que formara parte de la película. Para ella no es una casualidad que Marcelo Ferrari (Subterra) la haya llamado cuando el proyecto de las productoras Buen Puerto e Invercine se reducía a apenas un guión y un formulario de postulación a fondos públicos. En una década tuvo tres encuentros con la figura magnética y contradictoria de la escritora.

La primera vez fue un telefonazo para interpretar un personaje de La Amortajada: hizo la investigación, fue al casting, pero no la llamaron. Después fue durante la teleserie Pampa Ilusión (TVN) a través de un personaje que tenía ciertas características de la Bombal: una joven que vuelve de París en 1935, moderna para su época, buena para el disparate y entre cuyos referentes artísticos evidentemente estaba la escritora. Después la llamaron para una miniserie sobre María Luisa que finalmente no se hizo.

"Al final me llamó Marcelo Ferrari, y aunque el guión era medio estático en ese momento, me dije 'tengo que cerrar esto'. Fueron muchos años esperando interpretarla, y además de todo el material que tenía estudiado, me convenció el entusiasmo del director por la obra de Bombal. Así que le dije altiro que sí", recuerda.

Dos años después, meses antes del rodaje, leyó el guión terminado por la escritora Ana María del Río (Óxido de Carmen, 1986) y su hija Paula del Fierro (Mi Mejor Enemigo, 2005), elaborado sobre la idea del director de no hacer una biografía lineal. "Me pareció increíble lo que hicieron -cuenta la actriz-, pero no sabía que iba a hacer cuatro desnudos y otras tres escenas de sexo. Soy pudorosa y no porque haya hecho En la Cama voy a dejar de serlo. Me carga verme en cine con cara de 'estoy acabando'".

UNA VIDA ENTRE DOS DISPAROS

El parecido de Blanca con María Luisa la tiene por estos días adornando las portadas de las Obras Completas de la escritora en las librerías. En la pantalla grande la actriz viste a la usanza de los años 30, la época de esplendor literario de la escritora. Camina errática, lleva una pistola en la cartera, mira a su amante, el aviador Eulogio Sánchez. Bang, bang. La escena se repetirá dos veces en la película con diferentes resultados.

En las crónicas policiales el evento quedó consignado como el intento de homicidio que remeció a la alta sociedad chilena. En la película, que narra los días previos al ataque frente al Hotel Crillón, se mezclan episodios anteriores de su vida, como el balazo que se disparó en el cuello, su matrimonio de apariencias con el pintor gay Larco y situaciones que les ocurren a los personajes de sus novelas, como el de la prima enferma, una cita a La Amortajada.

"Todo está creado para rescatar el espíritu de esta mujer. Yo creo que Ferrari quiso descubrir cómo este enorme talento se va a la destrucción", explica Blanca, y ejemplifica: "En la vida real María Luisa se va a Argentina invitada por Neruda, conoce a Borges, se casa con Larco, se separa con escándalo, vuelve a Santiago y cuando se entera de que Eulogio se va a casar, decide dispararle por la espalda. Cuando él la ve, ni siquiera la reconoce porque no se veían hacía 8 años. O sea, la vida real es mucho más terrible".

Para hacer verosímil la ficción, además del trabajo de lecturas, entrevistas y testimonios, la actriz ensayó cada diálogo con sus pares en la cinta: con su amante (Marcelo Alonso), su esposo (Alejandro Goic) y su prima (Montserrat Prats). Todo eso duró un mes y medio antes del rodaje.
Para Blanca lo que queda de ese angustiante viaje por episodios e imaginarios fatales de la 'abeja de fuego', como llamaba Neruda a María Luisa, es una contradicción. "La de una mujer creativa, provocadora, capaz de hablar de sexo, de ponerle una voz erótica al cuerpo femenino sin necesidad de un hombre y, sin embargo, deseosa de tener la vida que tenían las mujeres de su clase: casarse y tener hijos".

DE ROSTRO A VOZ

Blanca Lewin pertenece a una de las generaciones más televisivas de la Escuela de Teatro de la Universidad Católica. Compañera de Mariana Loyola, Javiera Contador, Claudia Pérez, Aranzazú Yankovic, entró a las teleseries en 1997. Desde entonces ha trabajado en una por año y también ha participado en variados proyectos no actorales en la pantalla chica, como Cielo X, La Liga y series como Mira Tú y Prófugos.

Con protagónicos en seis películas chilenas, otra española (Íntimos y Extraños, 2008) y una más estadounidense (New Brooklyn, 2008), es quizás la actriz más reconocible y versátil del cine local de la última década. "Para una como actriz es un privilegio trabajar con directores tan distintos y conocer diferentes manos. Algo que en otras latitudes es normal, aquí es un lujo", dice la ganadora de los premios Pedro Sienna, Apes, Altazor y el premio del Festival Internacional de Cine de Mannheim-Heidelberg (Alemania).

Sin embargo después de Peleles y a un año de filmar la serie Prófugos y la cinta Bombal, no ha tenido ofertas televisivas. Entre el 17 y el 27 de enero inaugura el Teatro Mori de La Florida con La Casa de los Espíritus y pronto debería partir a Perú para protagonizar la cinta El Vientre. Nada de televisión. Ha pensado.

"He estado reflexionando los últimos dos meses. Me quedé cesante de la tele. No es primera vez que me pasa, pero las otras veces era por opción y en momentos en que no tenía familia -dice-, aunque igual es bueno salirse un rato de la sobreexposición".

El futuro para ella es conducir programas, marcar canciones y hasta dar la temperatura en Radio Concierto y Radio Uno. Y aunque sabe que a las actrices con cada año que suman las llaman menos de la televisión, ve su vida haciendo lo que siempre ha hecho, mil cosas, en Chile y con su familia:
"Irse para afuera para probar suerte ya no lo hice y no me interesa intentarlo a esta edad. He tenido suerte, soy una persona reconocida y puede que existan periodos de vacas flacas como a todo actor le toca vivir, pero no soy una persona a la que le va mal, para nada. Me encanta lo que hago".

Fuente: Revista Mujer